Blogia
ROMANICO, EL ARTE DEL SIMBOLO

Comunicación románica (2.- El emisor)

Recordemos que estamos intentando analizar el arte románico como portador de un mensaje. Iniciamos el viaje en el post anterior definiendo el proceso de comunicación desde la teoría de la información.

 

¿Quién manda el mensaje?

La evidencia nos hace decir: la Iglesia, entendida no como congregación de fieles, sino como estamento. No obstante, las cosas nunca son tan lineales como la teoría ingenua parece afirmar. Mil detalles nos hacen sospechar que también es emisor el propio trabajador, el cantero, el escultor; si bien el mensaje que emite es bien diferente. Es precisamente en el románico donde se puede apreciar una libertad inusitada del ejecutor de la obra a la hora de trabajar; y esto en un estilo integral cuyas directrices estilísticas abarcan la obra en su conjunto a todas las escalas; diríamos en lenguaje moderno que de forma fractal.

Tenemos una Iglesia poderosa, confirmada como uno de los grandes poderes terrenales en una época feudal en la que absolutamente todo lo que ocurre en la tierra es visto como un reflejo de lo que ocurre en los cielos. Una Iglesia con poder de erigir los más grandes edificios y de propagar su verdad a los cuatro vientos; así como su estatus de poder. Es una suerte para la Historia del arte que en la Iglesia Católica nunca terminaran de triunfar las tesis iconoclastas tan poderosas siglos después en las iglesias protestantes. Aún en San Bernardo de Claraval, partidario y defensor a ultranza del arte más austero y anicónico; se aprecia más una severidad en pro de un mayor recogimiento de los monjes que una aversión a la imagen por motivos teológicos, como en el caso de los iconoclastas. Particularmente el arte islámico posee un impedimento doctrinal para la elaboración de imágenes, pero como no se pueden poner puertas al campo y la creatividad humana es un torrente que siempre sale por algún sitio, es en las formas geométricas y en la caligrafía donde este arte ha descollado sin igual.

El interés de la Iglesia en edificar en el románico es múltiple: por un lado la propia demostración de poder, y por otro la inculturación de las masas de fieles iletrados en las verdades del evangelio, y por último la propia logística: los templos y monasterios son útiles a la propia iglesia y a la sociedad en general. Lo que ocurre es que mientras esas tres necesidades son prácticamente constantes en cualquier época, es en la época que nos interesa y en el gótico cuando la simbología adquiere su verdadera importancia, convirtiendo al románico y al gótico en Arte Sagrado.

¿Porqué?

Tengo la impresión de que parte de la respuesta está en la intencionalidad del emisor, que no es constante en toda época. En el románico el mensaje a transmitir es eminentemente pedagógico, mientras que difícilmente se podría decir lo mismo de cualquier arte cristiano posterior al gótico, por muy grandioso (¿o debiéramos decir grandilocuente?) que sea. Pensemos en una catedral renacentista...

Así pues, parece ser que la intencionalidad pedagógica del emisor es la responsable de las características principales del románico, las que lo hacen ser un arte fractal (1) e integral.

El aspecto pedagógico del románico está más allá de toda duda para los estudiosos, como podemos comrpobar en estas afirmaciones:

"La escultura [románica] producirá imágenes simbólicas y fantásticas que ilustran a un pueblo iletrado sobre los caminos para llegar al otro mundo, sobre la clave que este nuestro encierra, tanto positivamente (en cuanto manifestación de la Bondad Divina) cuanto negativamente (en cuanto obstáculo pecaminoso para la salvación) (2)

Decíamos más arriba que los artífices directos del edificio románico eran tan emisores como la iglesia como estamento. El artista románico goza de una libertad que para sí hubiera querido el renacentista, atado a un academicismo frustante. Hay portadas que es imposible admirar sin esbozar una sonrisa, y me es imposible hablar de ello sin pensar en Santa María de Uncastillo.

Uncastillo

Parece evidente que la Iglesia como estamento poco tiene que ver con este canto al regocijo en el que aprovechando el baquetón de una arquivolta a modo de mesa o baranda, aparecen múltiples personajes, humanos y animales, sus cabezas por encima y sus piernas o patas por debajo. Para colofón, la figura central es un cerdito. Podemos decir que la Iglesia ostenta el monopolio de las manifestaciones culturales en la sociedad medieval; pero precisamente porque no se pueden poner puertas al campo ni límites a la creatividad humana, la libertad de los artífices últimos florece como en ningún otro estilo. Aquí con desenfado, en otros lugares incluso con verdadera procacidad sexual.

El mensaje enviado en este caso es más sencillo: el cantero, cuando se sale de las directrices marcadas por la Iglesia, representa sus vivencias más directas. Esto no es en absoluto privativo ni de la cantería, ni del románico. Es una constante universal. En este blog se han mencionado dos ejemplos de ello extremadamente vívidos por su aparatosa actualidad: un escudo del atlético Bilbao en un templo de Trujillo y un astronauta en la catedral de Salamanca; obviamente ambos debidos a restauraciones modernas. Infinitos detalles de vestimentas, instrumentos musicales, oficios y juegos tenemos representados en capiteles y arquivoltas románicos gracias a esta pulsión del espíritu humano de dejar constancia de su propia época. El asunto de Trujillo poco tiene que ve con el románico, pero es muy significativo:

"En Trujillo, un pueblo de Cáceres (Extremadura), hay varias iglesias y
hace unos años hubo un pequeño terremoto y provoco daños en alguna de
estas iglesias; en una de ellas, en el campanario estaban esculpidos los
escudos de las cuatro familias más importantes que había habido en el
pueblo, y a causa del terremoto hubo que esculpirlos otra vez, y se lo
encargaron a un cantero que lo hiciera, pero al buscar en los archivos
del pueblo, solo consiguieron tres escudos, asi que como faltaba un
escudo el cantero decidió esculpir un escudo del Athletic; asi que, a
veinte metros del suelo en el campanario de una iglesia de Trujillo se
puede ver el escudo del Athletic, eso si, un escudo en el que se puede
leer Atletico en vez de Athletic Club."

 

(1) Esta nomenclatura, evidentemente mía, no es más que una metáfora. Seguramente una mala metáfora. Me explico: en matematicas un fractal es una figura que es similar a sí misma a diversas escalas. Tanto es así que una ampliación de una fracción de una figura fractal exhibe las mismas apariencias que la figura completa. El románico se me aparece como un arte integral, en el que basado en el rectángulo (la tierra) y el semicírculo (el cielo), ambos de rica simbología ya estudiada en este blog tanto en planta como en alzado, se repite el mensaje una y otra vez con la mayor coherencia. La portada parece repetir la imagen de la planta, y el tímpano de aquella parece remitir al ábside de ésta... nunca con tan poco se hizo tanto...

(2) Bozal, V. "Historia del arte en España" Ed. Itsmo, madrid, 1972 PP 110-111

 

 

 

 

 

 

3 comentarios

Anfisbena -

Feliz viaje y feliz regreso, Dorota.

Un beso

Dorota -

Programando con unos amigos mi viaje, les comenté lo de la denominación del escudo del Athletic en la Torre de Trujillo, y uno de ellos me dijo que sí, que el cantero era de Zalla, y que no es que no supiera cómo escribir el nombre de su equipo favorito, sino que en tiempo de Franco y por un par de décadas, estuvo prohibida la denominación correcta y original, y por éso se conoce que tuvo que utilizar "la denominación del imperio".

No os quepa duda de que nos acordaremos de vosotros cuando andemos por allí.

Un cordial saludo

Dorota -

Me encantará este veramo ver la Torre de Trujillo con vuestros ojos, queridos amigos.
¡Dejadme, además, felicitaros por vuestro blog!.
Creo que podíais muy bien pertenecer a una de las cuadrillas constructoras del Arte Sacro del Románico.
Supongo que sería a la de los medios de difusión...